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10 de junio de 2015

ASÍ ESCRIBÍA NIETZSCHE

ASÍ ESCRIBÍA NIETZSCHE



Soy un ser que habita en un cuerpo.
Un ser que no se puede ver.
Un ser sin físico.
Soy un alma atrapada.
Soy un sentimiento y un pensar
Dentro de una máquina de dolor y placer.
Un ser que aún no termina de ser.

Graciela Tapia Corrales (1998)

Cuando leo Así hablaba Zaratustra encuentro vestigios de un hombre sensible y apasionado, creyente y no creyente. Conmueve pensar en una dicotomía de interpretación personal hacia Federico Nietzsche, porque, por una parte niega la existencia de Dios pero
por otra demuestra que lo hay en sus palabras, un derrame de la divinidad.

Hablaré de Nietzsche, más no ahondaré en su historia, lo básico lo podríamos saber (los interesados), que creció en un hogar repleto de mujeres que posiblemente influyeron fuertemente en su carácter, tanto que Zaratustra las ve como un mal necesario del que hay que ser cautelosos (los hombres). Que tuvo una mala salud, que se amistó y separó de Wagner y de su despertador Schopenhauer…

Encuentra su reflejo cuando lee a Schopenhauer, el filósofo pesimista que desearía mejor no haber nacido; se identifica con este porque Nietzsche critica la existencia de una deidad superiora, un Dios y la inmortalidad y Schopenhauer sabe que la existencia no es como la percibimos, que la vida no tiene sentido pues está movida por voluntades ciegas... sin sentido pues.

Nietzsche como muchos otros filósofos no dejaba de buscar soluciones a las interrogantes de la vida. Para cada caso él buscaba un porqué, un para qué y un cómo reflejado en Zaratustra. Por eso decidió predicar no a Schopenhauer y su filosofía de la vida, sino una afirmación de la vida pero con el valor del instinto sobre la moralidad. Dice Xirau que esa naturaleza hecha de deseos, de satisfacer al instinto, conlleva a incesantes conflictos.
Estudia la filosofía y cultura griega y escribe un libro El origen de la tragedia, que lo lleva a alejarse de su vida académica. Esta obra pretende explicar el origen de la tragedia clásica griega, la dicotomía entre cultura y pensamiento humanos, el porqué la vida estética es fundamental mientras que la racional es secundaria, mientras que explica también porqué la cultura moderna ha decaído y sugiere como recuperarla.

En esta obra menciona a los dioses griegos Dionisio, el dios del vino, la juerga, el desenfreno sensual con el que representa al hombre primario, a los instintos naturales del hombre; y a Apolo el dios del orden y la razón, que representa al hombre civilizado, cual rechazaba Nietzsche y quería curarse de la cultura que había adquirido siendo indiferente hacia la historia y la educación, que lo convertía en sombra y no en hombre. Solo de esta manera adquiriría el hombre una cultura genuina.

El uso de aforismos y metáforas hacen de los pensamientos nietzscheanos una obra literaria rica y profunda, fácil de malinterpretar, como él mismo dice: su ambición es "decir en diez sentencias lo que todos los demás dicen en un libro; lo que todos los demás no dicen en un libro". Su obra tiene tintes prosaicos; entre que se quiere vengar de Dios negándolo y a la vez asumiéndolo en una nueva forma de superhombre.

El sentido de voluntad y libertad fue desarrollado en él hasta sus últimas consecuencias fundamentadas en lo que sentía justo, lo mismo que Schopenhauer que influyó fuertemente en él por la preeminencia que daba a la voluntad; también las teorías evolutivas le dieron a Nietzsche un sentido a sus pensamientos.

Nietzsche fue un gran crítico de la moral, la cultura y la educación. Su influencia cayó en las letras, ideas morales y en la psicología. Sabe que es el hombre quien debe interpretar su propia historia descartando o suprimiendo a Dios como lo hizo Comte y Marx (este no de manera directa, o sea un hipócrita). Contrario a él está Kierkegard, quien era un filósofo fideísta, que confiaba plenamente en Dios.
Era el filósofo favorito de los nazis alemanes, que malinterpretaban muy bien sus afirmaciones acerca de la voluntad de poder, sabiéndose ellos una raza superior, egregia o elegida para supervivir y Nietzsche aborrecía la sola idea de que su nombre pudiera ser usado a favor de una campaña de racismo. El tenía ideas modernas, que no cualquiera podía digerir porque no esta nadie preparado para entenderlo y comprenderlo.

El estilo de Nietzsche es a veces polémico, provocativo y paradójico, utilizando metáforas, parábolas y aforismos.

Él afirma no tanto la voluntad de poder sino de la superación del movimiento en el eterno retorno o eterna repetición, que sugiere que la vida se repetirá con sus devenires y grandezas, acentúa la importancia de nuestras acciones, entonces él sugiere que nos esforcemos en el presente, por que lo es todo, que aprendamos y nos superemos… lo que entraña el consuelo de que la muerte no es el final.

La mayor parte de su obra nos obliga a voltear a ver los valores sobre los que hemos desarrollado nuestra personalidad y quizás a cambiarlos. También elogia a la mujer exaltando la feminidad como algo precioso y la critica en cierta manera como en cierto capítulo de Así habló Zaratustra donde dice: Que cuando la mujer odia, tema el hombre a la mujer; porque en el hombre, en el fondo de su corazón no es nada más que malo; pero la mujer en el fondo de su corazón, es malvada.

En este libro que pretende ser profético y que es religioso a pesar de su crítica a la religiosidad se dice que el hombre es algo que debe ser sobrepasado, pero que a pesar de que el autor no cree en Dios, desplaza a Dios con el Superhombre y a la inmortalidad con el eterno retorno, o el instante eterno que es la vida.

Me da a entender esa ambigüedad que seguramente Nietzsche no predicó abiertamente, su esperanza de un futuro que él no pudiera predecir, la existencia de un Dios que lo acogiera en su seno y le diera descanso de sus agotadores pensamientos que lo llevaron a su locura fingida, tal vez para no llamar la atención ya más, tal vez para hacerse una introspección minuciosa como ser.

Hay mucho que decir de él.

Yo me detengo aquí, porque debo hacer lo que él cuando escribió sobre la tragedia, abandonar lo académico unos segundos y tal vez meditar con las montañas o leer detenidamente más libros.
Este gran filósofo insta a mirarnos con nuevos ojos.
Hay que tener cuidado después de leer a Nietzsche sugiere Xirau, porque nuestra racionalidad sea suficientemente razonable y nuestra religiosidad sea auténtica.


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