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28 de junio de 2015

Amorsexual: la decisión de a quién amar


Amo ser mujer, me gusta mi cuerpo, estoy satisfecha con mi apariencia, sin embargo y aunque parezca que esto no tiene que ver con lo anterior dicho, soy apartidista, además de no prejuiciosa conociendo personas (prefiero conocer por mi misma a las personas, que creer lo que dicen de ellas o lo que ellas dicen de sí mismas). 
Voy a añadir que aunque, tal vez lo siguiente parezca tampoco encajar con
lo que estoy escribiendo, si guarda relación.
Observo detenidamente la etiqueta -sexual, precedida de prefijos como  A, Bi, Trans, Hetero, Homo, etcétera y me autoanalizo, además de apartidista y no prejuiciosa, no tengo intención de encajonarme dentro de alguna de esas categorías. Poseo la facultad de considerar el sexo una experiencia satisfactoria, tanto como muchas de las cosas que creo y disfruto haciendo: un cuadro, un poema, un postre, el amor.
Mi cuerpo y mente está conectados. Mi mente trabajando con ideas y pensamientos. Cada día analizando las experiencias vividas, otorgándole valor a unas cosas sobre otras y tomando decisiones que desencadenan sensaciones corporales inevitables. 
La decisión de a quién amar es una de ellas.
Trabaja la mente y el cuerpo siente a una velocidad que la conciencia no rebasa cuando se trata de amor. Es posible que el cómo sucede este cúmulo de sensaciones y sucesos que llamaré enamoramiento se quede sin explicación en esos instantes. Es sencillamente inevitable.
He llegado a enamorarme de, a mi parecer, demasiados hombres, pero he admirado e incluso me he sentido atraída por muchas mujeres y al parecer me he enamorado un par de veces de alguna con ninguna posibilidad de materializar alguna de mis fantasías debido a la represión que he ejercido sobre mi propio cuerpo.
Hoy puedo sentir que podría darme si quiero la oportunidad de seguir la naturaleza de mis impulsos y disfrutar el enamorarme ya sea de un hombre o una mujer.
No soy partidista, tampoco soy prejuiciosa, ni heterosexual, bisexual, lesbiana, gay, asexual, transexual. 
Mi preferencia es más simple: acepto que mis ideas son diferentes porque sin importar con quien decida tener sexo o cual aparente ser mi preferencia sexual, atribuirme una etiqueta sería admitir que mi categoría electa es más importante que de quien acepte estar enamorada. 
Solo admito que siento más importante reconocer que puedo enamorarme de alguien sin objetar en su género, que preocuparme porque quien me atrae, me gusta, admiro intensamente y amo tenga que estar dentro de un rango o un paréntesis que indique que puedo tener sexo con él o ella,
Prefiero el sexo acompañado con amor.


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