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| Ruido |
Alguna vez me pediste que viviera y aquí permanezco complaciéndote, escuchando todos los ruidos del mundo y tu tono de voz en mis pensamientos permanece más allá de las fronteras de mis oídos... Últimamente el ruido exterior es demasiado fuerte, me distrae, incluso lo disfruto de manera sincera. En ocasiones he luchado por que sea tu voz la que domine aquí en mi cabeza, pero entonces
lloro inevitablemente y una vez me dijiste que no llorara, entonces me fastidio y recuerdo que querías que dejara de estar molesta... no me queda más que seguir contemplando con mis sentidos la música del mundo en que te has transformado, aceptar que no tienes control sobre lo que pasa en ti, en la vida después de tu vida en la que yo también existía, respiraba y cálidamente corría la sangre por mis venas para inyectarte eso que llamaste felicidad. Permanezco y con ello te complazco, vivo y sé que eres feliz, y si soy feliz sé que tranquilamente ascenderás... Pero temo ser feliz y ya no sentirte... estos ruidos que cesen, tu voz que regrese, mi sangre que fluya y que siga molesta, sombría, sorda, no quiero saber nada, solo quiero que permanezcas a mi lado, que nunca te hayas ido, que mi nombre sea la última palabra que escucho de tu voz repetida cada noche antes de dormir y que pueda nombrarte sin que seas sagrado... pero me has dejado.
lloro inevitablemente y una vez me dijiste que no llorara, entonces me fastidio y recuerdo que querías que dejara de estar molesta... no me queda más que seguir contemplando con mis sentidos la música del mundo en que te has transformado, aceptar que no tienes control sobre lo que pasa en ti, en la vida después de tu vida en la que yo también existía, respiraba y cálidamente corría la sangre por mis venas para inyectarte eso que llamaste felicidad. Permanezco y con ello te complazco, vivo y sé que eres feliz, y si soy feliz sé que tranquilamente ascenderás... Pero temo ser feliz y ya no sentirte... estos ruidos que cesen, tu voz que regrese, mi sangre que fluya y que siga molesta, sombría, sorda, no quiero saber nada, solo quiero que permanezcas a mi lado, que nunca te hayas ido, que mi nombre sea la última palabra que escucho de tu voz repetida cada noche antes de dormir y que pueda nombrarte sin que seas sagrado... pero me has dejado.
Fragmento de "El hombre que despertó vomitando ceniza" Graciela Tapia Corrales
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