No quiero que me descubras mortal y efímera, tangible y rompible, olvidable y sustituible, me duele la carnalidad de mi cuerpo, la capacidad que poseo de ser nada en un segundo sin retorno, de no ser.
No quiero que pase el tiempo sin embargo, que degenere la carne, que se derrita el éxtasis que me provocas, la ansiedad incesante cuando te recuerdo devorando a medias mis palabras.
No quiero, sabes, olvidarte, no.
Sin embargo ahí está mi debilidad y la condescendencia sobre mi resistencia a la compasión, hay brazos en que me apoyo amargamente, reconozco mi mortalidad y lo nada que puedo ser en medio de todo, mi cuerpo no cesa de señalarla; y mi pensamiento me ha llevado a todas partes pero casi nadie me ha visto ahí donde he llegado.
No quiero que me veas navegando con tantas letras que no componen nada, ahogándome un poco con ellas en mi mar, en mi tormenta que sube.
Solo quiero que sepas que te echo de menos, que espero verte, hablarte, sentirte, pronto.