1.- Que no tiene caso sostener un lazo que a nadie sujeta.
2.- Que no tiene caso sostener un lazo con quien no vamos a sujetar nada.
A veces un golpe en la cabeza puede ser un golpe de suerte, cuando se trata de olvidar a personas que son inolvidables, pero también permanecerán ausentes lo que resta de nuestra vida.
Dejar que el río de la vida arrastre lo que quedó del pasado con alguien parece a veces ser el acto de amor menos egoísta, porque, uno, no nos atamos a algo que no volverá a ocurrir y, dos, no encendemos fuegos efímeros si no los queremos para iluminar nada.
Y bueno, sin rodeos:
Dejen ir a esas personas. No se aten a ellas, ni aten a ellas con sus deseos. El pasado ya pasó. Y, si un golpe en la cabeza resolviera el dolor de los recuerdos, todo mundo iríamos al hospital por traumatismos craneoencefálicos.
Finalmente, no lo pienses más y, duérmete, te van a salir arrugas prematuras. (escrito a las 01:53 AM Comprenda)