Foto: Vitold Muratov/Villa Real. Escultura: Una niña con una jarra en el Parque Catalina de Tsarskoye Selo |
(KJ)
Si un día una persona te presta sus oídos, antes cerciórate de que realmente tienes permitido verter en ellos tus palabras. TUS palabras.
A mí, él me dijo que yo tenía su oído cuando lo necesitara y tengo una urgente necesidad de decirle
tanto, que siento que no me alcanzan conversaciones de dos párrafos.Quiero vaciarme en su oído pensando que del otro lado no hay un simple agujero para desechar lo que tengo que decir, pero comprendiendo que todo esto que cargo puede ser demasiado absurdo para que se lo quede, por lo tanto, asumo y acepto que debe haber una manera de que después que yo le diga todo lo que necesito decirle, lo filtre, lo deseche, seleccione una que otra cosa y, o que provoque que se esfume para siempre de mi todo eso que se me enreda entre el estómago y la garganta.
Y es que, hay muchas cosas que me causan un desasosiego tremendo y esas cosas provienen de su vida, en la que no tengo nada qué ver.
Empezar del principio de todo puede ser inútil porque ya, me parece, he tocado ese tema sin resultado. Es decir, aún no siento el desahogo necesario para que todas sus acciones, entre mi mundo y el suyo, no me causen un sorteo de emociones inesperadas, porque yo no espero que después de tantos años su presunta indiferencia me enfurezca, ni su silencio me intranquilicé y me ponga ansiosa.
¿Quiero averiguar de qué viene eso que aún me duela el corazón y tiemble; o que necesito urgentemente ya decirle cualquier tontería para tener su atención? ¿Qué niñería es esa?
Realmente me abruma que a estas alturas de mi vida no haya liberado totalmente a esta persona porque lo amo tanto y me duele no poder controlar mi corazón para simplemente quererlo porque existe, y que su vida me causa alegría y que me sienta satisfecha de lo poco o mucho que sepa yo de él. Pero no he podido liberarlo. Siento que lo tengo atrapado en mi pecho, que me desgarra los pulmones para salir a gritos que no le digo.
No sé si es un castigo que me hago a mí misma, pero cuando simplemente huyo y lo borro de mi vida y hago como que es cualquier persona, todo mi mundo se estabiliza. El sismo se detiene. Puedo ir por la vida tomando lo que llegue o seguir de frente.
El problema es que yo no soy un control remoto de su existencia y él, con su voluntad qué es suya, no mía, viene a este lago tranquilo y arroja una piedra.
¿Te acuerdas?
Aprendí a ver las ondas en el agua. Hablábamos de ello. Todo era importante. Tú eras tan importante para mí. Lo que dijeras, eso iba a ser y era. Eras un profeta, eras un sabio, eras confiable.
Yo creía, como no creía en nada ni nadie en el mundo, en ti.
Podía verte arrojar una piedra en el agua y grabar en mis recuerdos los círculos concéntricos que se iban abriendo, después del centro a la orilla, de la orilla al centro; iban y volvían los impactos convertidos en ondas en el agua golpeando el centro, y yo, solo de verte, aprendía cualquier cosa.
Ahora que volteo hacia ese momento me aterra haber sido un obstáculo para ti. No pensaba en nada. Solo quería estar ahí donde pudiera sentirte de alguna manera. Aunque sea con los ojos o mejor aún, percibir tu esencia. No pensaba demasiado en consecuencias, pero trataba de ser prudente porque amaba a Dios tanto como a ti, pero a Dios no lo veía y a ti sí. Mientras tú estabas presente, eras mi dios. (y eso podría explicar mi castigo)
Si hay algo que tuviera que reclamar no sería preguntarte ¿porqué no volviste a mí?, sino, ¿porqué me sentí tan poca cosa cuando yo quería dar lo mejor de lo mejor de mí ser? ¿Porqué no fui más fuerte que tú? ¿Porqué me derrumbe cuando sentí que no estábamos pensando ni viendo el mismo punto en el universo? Pero en fin, tú fuiste al encuentro de tu destino y yo me enfrenté al mío.
En muchos momentos te puse en el supuesto cajón del olvido, donde no brillará tu recuerdo cegando mi visión; pero no solo brillabas, hacías un ruido ensordecedor. Me he despertado por el ruido de tu recuerdo muchas noches. Afortunadamente sola, para poder llorar a mi gusto, hasta dormirme de nuevo.
Si te pusiera en una línea cronológica, eres como un viajero del tiempo: Apareciste en mi vida de la nada y así te fuiste. No hubo continuidad.
No sé si eres lo que yo vi, ni siquiera tengo idea de cómo pudieras ser de otra manera. Y es evidente que la vida nos va moldeando.
¿Cómo puedo llegar a creer que eres aquel el mismo que deseaba tener 8 hijos conmigo? Es absurdo.
Pero sí. Si hay un momento que debo aprovechar es este, para decir en tu oído metafórico que me has ofrecido, todo lo que traigo en el alma. Al menos lo que reconozco, porque hay cosas nuevas que descubro o reconozco cada vez que te siento conectar conmigo de alguna manera.
Como lo absurdo de sentir celos de ti, lo absurdo del dolor que va creciendo pensando que soy tu amiga, que con tu amable atención le pones analgésico, pero luego, creo que tengo un problema contigo, y puede que en el mundo de la psicología le llamen obsesión... pero si fuera obsesión, me argumento, no querría que te alejarás y bueno, es que realmente no te quiero lejos, pero estás TAN lejos en todo, de mí, o yo de ti, en tiempo, distancia y todas las físicas matemáticas y sabidurías científicas y no científicas o religiosas, que solo quiero renunciar a esto para no luchar contigo de ninguna manera.
Otra cuestión aquí. Imagíname a mí, pensando que te amo de esa manera como te amaba a los 18, 19, 20 años y... ¿qué voy a hacer con ese sentimiento inútil?
Yo no te pido nada, siempre quise respetarte; quería, de corazón que mejor no te casaras y de broma te lo dije, que impediría esa boda, pero todo estaba contra mí en ese momento, solo de broma podía luchar contra mi mala suerte de que te casaras con otra persona.
Pero así como Dios nos suelta en el mundo, te solté. Y mentiras. Dios no nos suelta y yo, no te solté nada. Nos ama tanto que no sé qué clase de hilo invisible nos pone para enredarnos y tropezar por nuestra propia ingenuidad de no saber vivir.
Yo te quería y siempre me pongo a pensar en el propósito de mis tragedias personales y que tú rondes mi mente como los colibríes mi ventana todos los días.
Pienso en que todo esto tiene un mensaje oculto que estoy descifrando de poco a poco.
Yo, así como tú, amé alguien, y esa persona ya no existe en mi futuro.
Es mi otra tristeza y de ella todavía aprendo, pero tú no estás muerto, lucho contigo sin que tú lo sepas antes de esto.
Quiero convencerte de que me dejes ir como si fuéramos dos extraños en un supermercado, o dos extraños que se miran: Uno va en la ventanilla del autobús y el otro caminando por la calle... dos desconocidos que cruzaron mirada y nunca más coincidirán.
Tengo miedo de llegar a creer en el alma, sin fundamentos, que puedas amarme, no, no como amiga, de momento (no sé cuántos años dura mi momento), no quiero menos de lo que ya tuve alguna vez, y por eso te alejo de mi, porque no puedo dar una mentira, no puedo ser hipócrita y decir que no siento nada, sí cuando me hablas no quepo en ningún lugar de felicidad o de rabia, por no tener la libertad de rendir mi corazón en un jarrón entero.
¿A dónde van a parar mis sentimientos? A la tierra si el jarro está roto... y ¡no quiero ser lodo!
Sólo quiero ser una onda del golpe en el agua, de la piedra que tiras en ella sí me miras.
Imagina que es muy posible que yo solamente necesito desahogarme porque me sentía abandonada, y lo estoy padeciendo.
Imagina que solo estoy pasando largamente por un proceso de aceptación y asimilación de la realidad.
Imagina que no te amo como hombre y solo una parte de mí, sí que está emocionalmente perjudicada, y con escribir se me va a ir quitando.
Imagina que en el futuro somos amigos. ¿De qué rayos vamos a hablar?
O quizás no sea necesario hablar.
Hay gente que de solo verse a los ojos ríen a carcajadas.
A mí me da miedo, porque no relaciono el encuentro de nuestras miradas con ninguna complicidad que nos cause ninguna risa. Solo recuerdo que mirarte me ocasionaba temblor en las rodillas y unas insoportables ganas de abrazarte, besarte, no soltarte nunca.
No es tan sencillo lidiar con estos sentimientos absurdos cuando el agente potenciador está frente a mi.
Si no he luchado antes por estar de nuevo cerca de ti es por mi prudencia y respeto, porque yo ignoro muchas cosas de ti, pero sé que no me amas de la misma manera como yo te amo.
Si lo analizo, creo que es muy satisfactorio saber que hay alguien como yo en el mundo con un amor terriblemente loco e inmenso, aunque absurdo, que te ama.
Ha de ser mi karma, pero entiendo que no se ama a fuerzas nada. Esa cosa nace y crece. Invade todo como la maleza en el corazón del poseedor de ese cariño. Y esas cosas no crecen en cualquier terreno.
Toda tierra tiene sus piedades y toda hierba sus propias cualidades y necesidades. Desde mi maceta, tengo que decirlo.
Y acá estoy. Fui o me sentí amada en algún momento. Crecí con eso; invadió todo en mí por dentro y era un jardín hermoso, potencial, floreciente. Pero, se nubló, se fue mi sol y se secó mi jardín. Quedó el rastrojo y la semilla.
A veces que llueve, a veces el viento y tu sol, aparecen en mi vida... y brotan cosas que antes había, pero esa necesidad constante de sol, de agua, de atención que no existen, hacen brotar solo hierbas débiles que agonizan y, ¡cómo duele nacer para solo morir sin ser apreciada!
Ahora que me he desahogado un poquito debo dormir. No hagas de ninguna manera que dependa de ti porque puedo llegar a creer que te necesito tanto, porque sí, te necesito, pero estoy aprendiendo con mis pérdidas a soltar todo lo que amo con mucha esperanza y resignación a la vez. Tratando de opacar mi egocentrismo, porque no soy el centro de tu universo, ni el de nadie, aunque a veces pudiera ser tan egoísta para comportarme de esa manera.
Piensa lo rota que debo estar en mi estructura y lo auto reparada que aspiro lograr estar, aunque yo, te lo repita una y otra vez aquí, cree que yo no puedo amarte, ni debo, porque no estás en mi vida de ninguna forma... si crees lo contrario, yo puedo volver a creer que necesito de ti y quebrarme de nuevo. No estamos a estas alturas de la vida para armar rompecabezas incompletos, ni tratar de reparar ollas rotas que no pueden llevar el agua...
¿Es acaso necesario algún afán de esta ilusión?
(4 DE JULIO DEL 2021)
De "El duelo de la amante"
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