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7 de septiembre de 2017

¿Dónde están los 197 jornaleros?

Se los llevaron de Oaxaca en varios camiones con contrato de trabajo en los campos de Sinaloa.
Hace trece años que no se tienen pistas de dónde pudieron quedar los casi doscientos oaxaqueños.

Alejandro Bautista Nazario

Alejandro lleva 13 años caminando de un lado a otro, de un pueblo a otro, alimentándose cuando alguien le ofrece una comida, cuando consigue un trabajo temporal en su trayecto, sin un rumbo fijo en realidad, quedándose a veces donde le da la noche, donde espera conseguir algo más que un poco de solidaridad, sino respuestas, pistas, como si se tratara de una dura penitencia que debe cumplir porque perdió a su familia, literalmente lo hizo hace trece años: perdió a sus hijos, a su esposa, a sus hermanos, todos están desaparecidos y los está buscando en Sinaloa, Sonora y Chihuahua, todo porque ese día no estaba en su casa para desaparecer junto con todos ellos
Con promesas de trabajo en los campos agrícolas de Sinaloa, un grupo numeroso de adultos y jóvenes, hombres y mujeres, fueron convencidos de trasladarse con sus familias a este estado del noroeste de México, pero una vez que salieron de sus pueblos, jamás regresaron.

Los que se quedaron, temen que estén siendo esclavizados en algún lugar aislado del norte del país y piden ayuda para localizar al menos a uno que pueda darles pistas de dónde están los otros.


No es solamente un fenómeno social del noroeste de México, no es solo la situación de los miles de desaparecidos de Sinaloa. A diario desaparecen personas en el país entero a causa de la violencia que proviene del poder del narcotráfico y del Estado, a causa de la impunidad y la corrupción que reina con tanta naturalidad a la que los seres comunes y corrientes ´debemos´ acostumbrarnos.
Acerca de las desapariciones, hay familias que tienen ´perdido´ a uno de sus integrantes: hijos, un hermano, un tío, un primo. Sin embargo, las desapariciones masivas no solo son una noticia oculta de la cara de la justicia, sino algo de qué preocuparse debido al carpetazo de los casos a los que los familiares  sufren desde el olvido hasta la sensación de que si denuncian, el mismo gobierno tomará represalias. 
Casos recientes de desapariciones masivas como las de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, un hecho conocido a nivel global, o el de 12 jornaleros de Choix, Sinaloa, de quienes se perdió el rastro cuando viajaban a Hermosillo, Sonora, para trabajar en la uva, reflejan la incapacidad y desinterés del gobierno para investigar, ocultar, corromper y tener participación al no encontrar una respuesta a la pregunta de los familiares de los desaparecidos: "¿En dónde están?"

Alejandro con su esposa Cecilia


Alejandro es originario de Oaxaca. Él cuenta que hace 13 años, en el 2004, perdió a su familia entera, a sus hijos, su esposa, hermanos que también se fueron, incluso amigos y vecinos. No solo él sino muchos otros como él, no volvieron a tener razón del paradero de sus familiares, mezclados en un numeroso grupo de jornaleros oaxaqueños  que en total sumaban 197 personas.
╢"Es como perderse uno mismo, sin saber cómo volver a tu propia casa", expresa con tristeza y desaliento el padre de familia. "No sabe cómo han sido todos estos años. No puedo expresarme. Pero si hubiera estado con ellos en ese momento, yo también estuviera perdido"║.
Alejandro, su esposa y dos de sus hijas
Casi 200 jornaleros salieron de Oaxaca en el año 2004 para trabajar en los campos agrícolas de Guasave. Salieron de Pinotepa Nacional, Oaxaca contratados por tres meses por una persona que se hizo llamar Abel Ramírez Subía del estado de Sinaloa. Solo tres meses estarían trabajando en cultivos de papa. Familias completas se apuntaron para el viaje, madres con sus hijos, como era el caso de la familia de Alejandro, se fueron a buscar suerte cuando él se encontraba trabajando fuera. Transcurrió ese tiempo, los tres meses del contrato y ninguno de los 197 seres humanos que subió a los camiones ese día para ir a trabajar al noroeste de México, ninguno volvió a las comunidades de las que salieron.
Pasaron las semanas, meses, años desde que se fueron. La lengua oriunda de los familiares de los campesinos perdidos, el nivel de alfabetización, el miedo a las represalias, la idea de que estaban en algún lado y muchos otros factores serían algunas respuestas al porqué no salieron antes a buscar a sus seres queridos de los que no se sabia absolutamente nada desde que se fueron.
Ni uno solo de los 197 jornaleros que salieron supuestamente rumbo a Sinaloa, se volvieron a comunicar de ninguna manera con sus familias en Oaxaca hasta la fecha.

Grupo de Búsqueda
Hace algunos años varios familiares de los desaparecidos decidieron salir de Oaxaca para preguntar, para buscar, para indagar pistas sobre el paradero de sus seres queridos. Aunque con incertidumbre y temor de que alguien les hiciera daño a ellos o a sus familias por buscarlos y que las autoridades no le prestaran atención por tratarse de personas pobres, humildes y sencillas; incluso miedo a que el mismo gobierno solapara la explotación de los oaxaqueños y que estuvieran coludidos con su desaparición.
El grupo no formal, según cuenta Alejandro, lo integran cerca de 17 personas quienes tienen desaparecidos entre 5 a 30 personas. Tan solo Alejandro Bautista ha sumado alrededor de 27 integrantes de su familia quienes iban en alguno de los camiones que los transportaron presuntamente a Sinaloa.
Permiso para buscar.

Este grupo de personas han salido de Oaxaca, de Pinotepa Nacional y de San José Estancia Grande para recorrer el norte del país y tratar de dar con pistas que los lleven a saber de los jornaleros. Han llegado a cada campo agrícola para ver si hay alguien que los reconozca, para ver si reconocen a alguno, para quitarse ya esa honda incertidumbre que les está acabando día con día.
Con una carta de la autoridad local a quien solicitan permiso para evitarse problemas, acuden a preguntar a las parcelas que se están trabajando, a las galeras con cientos de sureños y tarahumaras. Han visto mucha gente de todos lados, pero no a su gente.
Trece años de búsqueda y Alejandro no ha obtenido ninguna pista que lo lleve a dar con uno al menos de los casi 200 campesinos. Ninguno ha obtenido una pista buena. Parece que se los tragó la tierra sin dejar rastro de ellos.

Sospechan de explotación y esclavitud. Los han buscado tanto, por municipios de Chihuahua, Sonora y Sinaloa dejando de vivir para hacer de la búsqueda otra forma de existencia. Han puesto denuncias sin que la autoridad preste atención al caso hasta hoy desconocido públicamente. No hay alguien que les diga con certeza dónde están sus familias y todo parece posible ahora, desde que hayan sido secuestrados, esclavizados, hasta utilizados por bandas de narcotraficantes. La imaginación no para en la mente de los familiares de las víctimas, porque no hay evidencia de nada, no hay rastros de alguno, ni siquiera hay cuerpos para decir que están muertos.
El hombre que se los llevó, no se ha vuelto a saber de él. No tienen más información que solo el nombre que les proporcionaron- Abel Ramírez Subía. Nadie sabe de quién pueda tratarse. 

║"¿Cómo van a desaparecer a 197 personas así nomás? Había niños, mujeres, hombres. Está mi familia, mis hijos, mi esposa, tres hermanos y mis sobrinos", finalizó Alejandro.║


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