Se que soy feliz cuando la añoranza se convierte en una noche de agosto
con meteoros espontáneos e inverosímiles,
mortalmente fugaces...
Un olor a guayabas maduras trascienden del
Se que soy feliz cuando la añoranza se convierte en una noche de agosto
con meteoros espontáneos e inverosímiles,
mortalmente fugaces...
Un olor a guayabas maduras trascienden del
Progreso del velo de nubes:
se disipa.
Ahí están las pecas de mi vía láctea,
señalo con un dedo.
Puedo ver las estrellas incrustadas en mis ojos dolorosos de insomnio
y el sol eclipsado de mi sonrisa...
es temporal, no fastidie, ni pregunte.
Brillará si amanece,
si un día se acaba la madrugada,
si no me llevan los extraterrestres escondidos
a mil millones atrás de mi árbol de jacarandas
(que imagino).
Solo se asoman riéndose de mi miopía,
de mis ganas de correr por las gafas y quedar en el intento dormida,
rendida de buscarlos junto a la cama.
(3:18 am. No vuelvo a dormir de
día)
A veces pasaba que Gloria se quedaba como en trance. Podría estar haciendo cualquier cosa, como hablando por teléfono, cocinando, mientras iba por algún mandado a la tienda, a mitad de una pieza de baile en una fiesta, y de pronto se paralizaba, con los ojos idos, enmudecida y como si
Regresa a mí cuando todo tu mundo se haya consumido,
toda tu historia haya sido deshonrada...
vuelve a mi cuando ya no quede nada,
cuando todo esté perdido, regresa.
Vuelve un domingo en la noche,
un 31 de diciembre.
Vuelve cuando