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27 de noviembre de 2021

Paradojas


Las paradojas de la vida suceden adentro de nosotros en contraste con la realidad.

Por ejemplo cuando voy en el camión (ya sabrás que es un folklor la música a todo volumen) empiezo a sentir en la música cierta libertad emocional, mi cuerpo quiere expresar esa libertad danzando y cantando en ese momento, en cualquier momento, pero se necesita estar loco para hac

erlo y para ser loco se necesita valor y el valor debe vencer a los prejuicios y los miedos. 

Entonces me relajo y me veo brincando, bailando, expresando lo que quiero expresar cuando en realidad no lo hago, solo en mi mente. 

Permanezco sentada contemplando mi locura. Esa es la paradoja.

Uno deja de permitirse sentir tantas cosas por encajar.

Cuando lo he hecho, desinhibirme, me he sentido genial, la adrenalina, la alegría, la energía; es necesario ser un extraño, tener un cómplice, o ser uno mismo. Si estás solo eres un loco, si estás acompañado son solo un par de atrevidos.

No hay momentos correctos para hacer las cosas, siempre habrá limitaciones y tarde o temprano terminaremos estando agradecidos o arrepentidos.

No sé si hay otro universo y otra yo. 

Siento en mi cuerpo y en mi misma muchas cosas que no quiero reprimir nunca, porque he sabido lo que es perder la oportunidad para siempre de hacer lo que quiero, se va la vida, pasa el tiempo, pasan las personas y los momentos. 

No sé si tuve otra vida antes o la tendré después, tampoco si seré consciente de mis pérdidas o mis experiencias; de si volveré a sentir de la misma forma las cosas, o seré una idiota insensible y hueca; de si tendré la mente abierta o cerrada, o estaré libre o no. 

Tengo ganas de vivir lo que siento que debo vivir, sin que nadie me diga lo que tengo o no qué hacer, de decidir y equivocarme, pero jamás arrepentirme. De aceptar las consecuencias de cada decisión porque es una posibilidad equivocarme.

Por eso no me permito dos cosas en la vida, una es el aburrimiento, otra es el arrepentimiento...

Tengo ganas de decir siempre "hice lo que pude, hice lo que quise, pasó lo que podría pasar", sin embargo la prudencia de mi actuar es estar un paso adelante, ver las posibilidades de que todo salga mal, también de que salga bien y esperar a las dos, la crisis y la felicidad, siempre las espero.

El momento me dio la oportunidad de reflexionar sobre muchas cosas, es la ganancia de las crisis.

Hay cosas que pasan porque tienen que pasar, y aunque fuera muy fácil perderse en el mundo con tanta gente, esto ha de pasar una vez cada minuto en la tierra con personas que se aman y con quienes no hay ningún vínculo también.

Hay gente que se esfuerza por que las relaciones funcionen y así luchan toda la vida, para que al final solo tengan que decir que tuvo sentido y que así es esto, pero la vida se va en un instante y el amor no se fuerza, se va haciendo, se va deshaciendo, se prende y se apaga, muere o renace... y la vida sigue.

Sé también que cuando la confianza se pierde en una relación no hay recuperación y quienes nos hemos "equivocado" detestamos los mismos reproches una y otra vez. Eso nos apaga definitivamente en esa frecuencia, no queremos sintonizar en ese canal, sabemos que tarde o temprano vendrán a echarnos en cara los mismos trapos sucios de hace 10 años o 5 o 2. 

Solo sé que no hay remedio en eso. 

Es feo ser perseguido, siempre en busca de evidencias; es cansado sentirse controlado, sin tiempo, sin privacidad.

Eso no nos hace seres insensibles... seguimos siendo humanos con emociones, pasiones, gustos, deseos y sueños, pero ya no hay espacio, ni tiempo, ni nadie con quien compartirlo, no hay libertad cuando se ha perdido la confianza en nosotros, nos castigamos continuando en una prisión sin rejas. 

Mejor nos lo guardamos, nos encerramos, somos prudentes hasta el agotamiento.


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