A veces tengo miedo de quererme yo también
porque tengo el cuerpo manchado de pasadopero ¿que sería de mí si fuera
un pedazo de papel en blanco
donde pudiera escribirse
hasta una mísera infracción de tránsito?
Sé que soy un cuadro complejo,
de esos que no tienen ordenadas las partes,
pero finalmente también soy arte
y no un lienzo indefinido.
Tengo tonos y sombras,
detalles de significado profundo,
que solo significan en los ojos correctos,
un toque de misterio
y otro de iluminación.
un toque de misterio
y otro de iluminación.
Existo sin saber cómo, ni porqué,
ni a quién estremecerá la mente y corazón
al apreciar mi formación.
Quizás no parezca más que manchas dispersas desordenadamente en un canvas,
pero a veces me hallo una dirección
de líneas y puntos de descanso
con sentido y propósito.
A veces tengo la lucidez de amar mis formas,
mis trazos indispuestos en aparente desorden,
hasta que aparecen epifanías
en ojos que me miran,
en lágrimas que nacen desde la ternura o la rabia,
desde la compasión o la alegría,
si descubren la secuencia que me fue creando...
si descubren la secuencia que me fue creando...
A veces tengo miedo de quererme yo también,
descifrar mis pinceladas y colores
y que duela;
que duela como romper un espejo
en el que me apenas me reconozco...
pero lo intento una
y otra y otra vez,
aunque no lo entienda todo,
porque no me formó el azar
sino la intención que se refleja en los rastros de luz,
en los vacíos y espacios que se pueden repintar
y en lo que no cambiaría de esta obra singular...
porque no me formó el azar
sino la intención que se refleja en los rastros de luz,
en los vacíos y espacios que se pueden repintar
y en lo que no cambiaría de esta obra singular...
Aúnque de autor desconocido
tuve un creador,
aunque hecha un caos,
tengo propósito,
y pese a mis formas y colores,
alguna contemplación,
pasajera o constante,
que me otorga sentido.
que me otorga sentido.
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