GRACIAS 🦊

10 de julio de 2015

La anciana loca de la calle Michoacán



Vi jorobada a la anciana sobre la banqueta,
con su canosa identidad de vieja loca.
Un atuendo la viste, un vestido de mugre,
no se dónde come, la vi hurgando en un bote.

Todos los días, mi conciencia se mueve,
la miro, me conmueve, quisiera compadecerme.
Quisiera que no estuviera muerta en vida,
o ensoñada despierta sin mirar a los ojos.

Pueblo Nuevo es testigo.
La vio salir todos los días por la Segunda
con el crudo invierno cobijado por harapos rotos
integrándose al moribundo atardecer
de un sol desbaratado por las cuarterías...

Se perdió en las sombras de un día malherido.
Huyó de mi compasión y de mi abrazo,
huyó de mi sonrisa el único obsequio.
Nunca respondió a mis intentos de amarla.

Tuve miedo;
todo Pueblo Nuevo.

Frente a Los Faroles
ella ha perdido una mirada en el suelo,
y aún la busca 
recogiendo rastros que le alimentan una esperanza desnutrida.

Alzando en su bolso roto un ayer interminable
que la conduce joven en sueños despiertos,
a donde ya no siente
la vida, la calle y la muerte.

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