GRACIAS 🦊

20 de noviembre de 2018

Mexicano sin corazón...


Los linchamos porque alguien más decidió... decidió que eso era lo correcto... porque no quisimos pensar por nosotros mismos.
Era más fácil seguir a la horda que detenernos a razonar; y los colgamos y los quemamos, y les golpeamos con los puños y con las palabras...

11 de noviembre de 2018

El precio de la envidia


Debemos pagar el precio de la envidia. 


Pero estoy totalmente segura que nadie pagaría el precio de ser igual que yo, de tener lo que yo tengo, de vivir lo que yo vivo, de saber lo que yo sé, de ser como yo.
Llevamos un recorrido cuya suma de pasos y experiencias es el yo presente... La envidia, dicen, es un sentimiento vil, pero no sé, no la conozco, porque a pesar de mucho, mi vida y mi ser han sido mi

8 de octubre de 2018

La columna



Mis brazos han trabajado contra las olas, contra el aire, creando y arrancando vida, viendo crecer y cambiar, descansar y fluir... en la naturaleza nada es estático, los seres en constante movimiento cambian de sitio, a veces casi imperceptibles migran de lugar en el espacio que ocupan, sus formas cambian, las que se sienten y las que se escuchan. Evolucionan, sienten, luchan, mueren.
Un hombre coloca una columna y su lógica le dice que todos sus esfuerzos se acaban ahí, que la columna ya no se caerá porque es un objeto inanimado colocado con esfuerzos de ciencia y razón, con inteligencia en un sitio estratégico, ya estudiado para permanecer. 
Se acabaron sus esfuerzos cuando alzó su construcción... solo de vez en cuando vuelve a ver el paso del tiempo (como si este fuera un ser viviente) causar estragos en su obra, pero ya no invierte demasiado en ella, si cae puede poner otra y otra y otra, con otros materiales y estrategias, en otro sitio, de forma diferente. 
Porque esas cosas no luchan contra nada, se ajustan a las manos de su creador, solo lo vivo lucha. Y el hombre se vuelve tonto, el creador se limita a crear objetos sin vida, por mas vida en apariencia que le adjudique su imaginación, su materia no pelea, siempre el maestro tiene la razón. 
El hombre se cansa de trabajar en levantar su obra y una vez logrado se duerme hasta que esta colapsa mostrando algo que parece vida o muerte. "Yo ni siquiera sabía que podía moverse" dice. Pero fue la tierra que la sacudió hasta caer, fue el viento, la lluvia, los golpes, el rayo del sol, la obra del ingeniero colapsa, inerte desde siempre. 
Una mujer igual. El hombre construye un lazo con ella y una vez levantado cree que ya no es necesario ningún esfuerzo. Se le olvida ingeniero que la mujer no es una obra inerte, aunque por fuera parezca dura como piedra, que el paso del tiempo logra que su interior migre a lugares donde se le recuerda que está viva, se le olvida al hombre que la mujer lucha porque siente, que no va a durar de pie como columna solo para ser el orgullo de su "creador", sino que se recostará en su pecho para buscar el latido de su corazón, a ver si vive todavía aunque parezca que no. 
El hombre es tonto porque cree que su obra es estática, que su esfuerzo durará mucho tiempo, pero la naturaleza no es estática, la mujer no es objeto sin vida; de una columna no salen mas columnas para llenar el mundo de idiotas y de mujeres.

23 de septiembre de 2018


Todos los factores que le cambian la vida vienen a presentarse de tiempos en tiempos y estoy cansada de intentar "Aceptar las cosas como vienen" como un acto de amor; pero decido no aceptar las cosas como vienen (me justifico porque duelen las sombras, las mentiras, las heridas que siembra para que maduren un día y se pudra mi árbol y mi corazón se desmorone), esperar una reacción pero perder la paciencia en el proceso...
Amar sin ser cuidado y atendido, anhelando el tiempo que nunca llega, la caricia de una atención, las miserias que le sobran al otro hasta que explotar y abandonar es la opción que sigue luego de acabar con mis ideas...
Porqué permanecer con la estúpida esperanza sin dirección, a ciegas? Si no era Dios para qué tenerle esa fe de paraíso que promete, sin abonar nunca a la sed y al hambre del alma, por toda la vida el cansancio, hasta la hora indefinida.
No! Ya quiero mi recompensa y mi paraíso. La lealtad del presente la entrego hoy pero mañana no sé, solo ahora. No hay otro momento que conozca, porque solo existo aquí y ahora. Si quieres y si no, quédate dónde estás, donde te dejé cuando renuncié justificando mi partida anunciada y no me sigas, yo vuelo alto cuando quiero, aterrizo y si caigo, lo hago con estilo y el dolor hasta se vuelve placentero.

5 de julio de 2018

El coqueteo: tres días de crónica en Morelia

Aproximándonos



Aquí voy por la estrecha calle empedrada, cuesta arriba, por una ciudad que no me conoce. Si me conociera cediera un poco desde ahorita y me permitiera retirar la distancia cultural que existe entre ambas y Morelia, se sonroja a la par de mis tímidas sonrisas en solitario, mientras asciendo por Quintana Roo. Su cantera rosada me coquetea sin piedad, por eso río.
Mientras avanzo esquivando transeúntes, ciclistas y autobuses que parecen toros blancos no domesticados, recuerdo que por prudencia, debo actuar con naturalidad, para que mi vulnerabilidad (en todos sentidos) permanezca oculta adentro de mis botas todo terreno y debajo del suéter deportivo, con mi fingida fisionomía "karateca sin sentimientos".
Sé que Hortensia me tiene mucha fe, por eso me pidió que viniera; pero sobre todo sabía que yo era la indicada, no tanto por mi fascinación por la construcción de historias desde sus cimientos en el otro, sino, -es que tú si eres aventada, mija.
Parece que voy caminando y avanzando pero mis oídos y mis ojos son como dos niños traviesos que corretean y juegan a la roña. Se paran en la esquina del taquero donde la mujer cuestiona a uno de los trabajadores  -Cuantos hijos tienes con ella? -Cinco. Río (yo tengo tres). -Pero te haces cargo? -Ya no estoy con ella. Me fastidia. Continúo.
Ya no se si voy hacia adelante o hacia atrás. En una ciudad conocida ya habría decidido esa cuestión. Porque es una cuestión de percepción nada más, hasta que alguien me diga que el mundo tiene frente y patio trasero, o es cuadrado pero tiene una parte mas angosta.
Aquí estoy, no sé a dónde ir todavía ya que me desocupo de mis obligadas actividades. Pude asombrarme de la forma de las hojas de los árboles, de las semillas voladoras que descienden en espiral y caen como un puñado estrellándose en el empedrado de la Plaza de las Rosas, mientras escucho a los niños pedirle atención a la madre, mientras juegan.
Quiero mimetizarme un poco porque me marea ser descubierta en la mirada de otros como la extraña que viene de fuera, lo peor de todo es que puedo sentirlo, tanto que no escapo aun de Morelia.

Extraviada


Que difícil y sencillo a la vez es viajar solo. ¿En quién puedo confiar? ¿En uno de los boleros que quedaron en el centro, de los que habló Juan? ¿En el hombre que prepara un vaso de gaspacho a la orden de -Con harto piquín, por favor- porque no me atreví a entrar a un restaurante para comer? ¿En el amigo de Hiram que puede llevarme a conocer la ciudad en doble piso (leyendas y lugares históricos) y conseguirme un taxi seguro para abordar en la madrugada que me iré? ¿A quién puedo decirle que me he perdido? que tengo un poco de miedo porque siento que me he alejado demasiado de mi zona de confort, de la calle que intenté memorizar: Quintana Roo.
Me he pasado de largo, he olvidado el camino de vuelta a ese lugar seguro que gracias a Mijane he conseguido en esta ciudad que me arropa como un tejido purépecha de hilos coloridos que brillan ajenos a mis sencillos vestidos sutilmente yoremes.
Se reirían de mi si les dijera que el dinero no quita el hambre, que no fulmina mi timidez de preguntar y pedir la carta en algún restaurant y que no mata mi dificultad de comer sola porque así me sabe a nada el alimento. No tiene caso que me esfuerce demasiado, porque así es esto que siento. No me aprovecha la soledad.
Puedo en mi extravío permitirme (me exijo valientemente), entrar al mercado de dulces, aunque me sienta rodeada, aunque no compre nada. En ese estrecho camino apabullado de personas, colores y olores de azúcar y miel, hay voces que piden que pase, que pregunte. Sé que en la mirada traigo grabada la palabra "Extraviada" y escucho una voz que me tranquiliza, porque se ofrece a si misma como artesanía humana sin pedir nada. La mujer madura invita, seduce, casi compromete, porque no embelesa como sirena, su tono de voz atrapa como sus dulces llaman hasta el mercado a las abejas que se quedan ahí hasta su muerte. 
Con ella y su voz hipnótica quiero llevarme de todo y, que cuando esté en la solitaria habitación de la calle Jacona en la colonia Juárez pasando mi última noche, me vea al espejo del ropero que hay frente a la cama prestada degustando pedacitos de ate, cruzada de piernas, recostada y tranquila, resignada a irme de prisa sin conocer de verdad Morelia.
Mientras desbarate con la lengua cada trozito de dulce, resonará, lo sé, la invitación de esa señora, pero esta vez diciendo: Vuelve...pronto.

Romance

Obra de Florence Leyret en Palacio Clavijero
Como no tenía caso desvivirme por encontrar un sitio para comer sola, puse a andar mis pies cuesta arriba por la calle hacia la zona más transitada, como una local cualquiera, con cabellos de extranjera y actitud de nativa, simplemente otra forastera de paso, pero en ayunas. Ya encontraría cualquier autoservicio para comprar algo. Pilas al tope de mi cámara discreta, avanzo esquivando miradas sin bajar la frente como me lo dijo un día un presidente, -siempre digna avanza-.
Me protege la lente por la que me asomo con sutileza la mirada, que no se sienta la agresión al paisaje que causo, las estatuas que inmortalizo de nuevo con un disparo silencioso que no mata, ni a las palomas que instintivamente vuelan, se desparraman en slow motion sobre la cabeza de las indias purhepechas para después volver a beber de las aguas que rodean su ofrenda al cielo.
Como ya es costumbre ignorar las instrucciones del mapa, me he perdido de nuevo, aunque esta vez contemplo hacia afuera mi extravío frente a un bosque, un museo y el acueducto que traigo en un billete de 50 pesos mexicanos. Debe haber constancia de mi visita, como es moda hacerlo, pero odio las modas, sin embargo, ya pasará de moda y me tomo una foto para mi misma, una selfie, solitaria, histórica, documento evidente de mi viaje.
Luego el romance de un callejón solo como yo, que en otra dimensión no sabe que he llegado ahí y permanece solitario, con dos viejas mujeres que charlan tan cotidianamente, se pierde. Quizás es la magia de la noche la que despierta esa belleza que cuentan del sitio que no pude sentir, porque lugares bonitos hay, pero belleza la paz de Catedral cuando permaneces absorto hacia el techo en modo meditativo, sin juzgar el oro y el tiempo... 
Ahora me voy. Ha llegado el taxi a las 5 de la mañana. iré sin saberlo a descubrir con asombro el fuego que arde de un pozo petrolero y el color de las copas de las jacarandas. Mis ojos no terminan de irse de Morelia y ya están pasando por Guanajuato.






27 de junio de 2018

Quiero que todo nos pase en un solo día

Quiero que todo nos pase en un solo día,
Las cosas de la vida, mientras sujetas mi mano
El matrimonio y un primer beso convergen con un viaje lejano y un regreso.
Dormir y despertar de sueño ese día de vida, desde el insomnio de una madrugada de placeres cumplidos y rechazos mojigatos...
Que nos volveremos pobres y ricos, ancianos y niños
Cocinemos nuestros favoritos, bailemos toda la noche...
Echemos a perder el menú con fuego,
Enojémonos, reconciliémonos,
Tengamos uno, dos, tres hijos
En el mismo día que nos conocimos,
En el mismo que nos enamoramos... Divorciémonos
Quiero que todo nos pase en un solo día
Aunque el amor llegue y se vaya
Y haya celos, pasión, obsesión, desengaño, esperanza, lujuria y miedo.
Todos los sentimientos ausentes
Que en un momento se presenten.
Quiero que vivamos la vida en un solo día y ese mismo día también Morirnos, de dolor, de amor o de risa y ser viudos ambos.
Otro día si no vienes me quedaré con todo lo obtenido y perdido, con los hijos, el miedo y la riqueza; vacía de deseos y sueños incompletos.
Si no vienes mañana, si te pierdo, hoy quiero vivir toda la vida contigo mi vida.

16 de junio de 2018

Mis intentos de ser burguesa (Primera temporada)

Reporte de mi visita a un evento artístico para ubicar los comportamientos de los asistentes en los universos de gusto de Pierre Bourdieu ("Burdié") Año dosmilyferia



Fui al teatro después de años de no pisar uno. En esta ocasión en Foro Experimental del CEART, un pequeño espacio cultural que como su nombre lo indica es un lugar de expresiones artísticas de carácter experimental. La obra que fui a ver se llama "Muerte accidental de un anarquista" escrita por Darío Fo, producida por Scénica Formación Actoral y Colectivo Cucuy; dirigida por Alejandra Mancilla, una mujer joven, mexicalense, egresada de artes escénicas que ha tenido amplia participación en el teatro regional, en televisión, en series y telenovelas.
Según la página web de CEART, este foro es "óptimo y multifuncional para presentaciones académicas teatrales y conciertos" que posee las características y servicios necesarios para estos fines con la posibilidad de adecuarse según los eventos que hayan de presentarse y aunque en la página señalan que a foro cerrado la capacidad de asistentes es para máximo 250 personas, una placa junto al área de cobro al lado de la puerta de entrada, lleva inscrito "150 personas máximo", aunque el estar ahí dentro y casi llenos los palcos (para mi parecían palcos, no butacas), ese límite de capacidad me parece justo.
Regresando un poco el tiempo
Decidí tomar dos horas de anticipación para creerme lo del dicho "Al que madruga Dios le ayuda", pero me acordé de otro dicho: "no por mucho madrugar amanece más temprano" y como resultado llegué una hora antes frente al Centro Estatal de las Artes frente al Río Nuevo (un enorme bulevar que antes de ser carretera era el río Colorado, pestilente por las aguas negras que fluían por él. Fue entubado y convertido en una transitada vía de comunicación).
Tuve una primera experiencia con el taxista que me preguntó si era actriz o estudiante. Pensé en decirle la verdad, que iba obligada por mis responsabilidades académicas; tampoco le dije que era actriz porque si se lo hubiera dicho habría ganado, tal vez, otro fan acosador. Le dije que iba movida por mis más tiernos deseos de ser parte de la clase burguesa y que para ello debía imitar su forma de consumir la cultura, pero como ignoraba sus modos (modus operandi) tenía que pasarme un tiempo observándolos con ojos críticos, con la esperanza de que la obra no despertará en mí ni un ápice de funcionalidad ni sentido, solo ver y disfrutar. Empezó por cobrarme muy caro el pasaje y con ese inicio ya me estaba sintiendo de aquel lado, de la high.
Una vez frente al ceart caminé hacia un lado y luego hacia el otro, como quien ignora dónde está la puerta de entrada; supuse que era parte de ese proceso de consumo elegir la puerta correcta para introducirme a un teatro. El hecho de llegar en taxi y no llevar auto propio para estacionarlo dentro me dio la ventaja de conocer al vigilante abre puertas, el señor José, quién al ver que me aproximaba a la entrada se acercó y me abrió la puerta diciendo: "-Pásele no tenga miedo".
Me introduje y una vez ahí dentro le expliqué al don a lo que yo iba. El señor José, amable y acomedido, se ofreció a llevarme hasta el foro experimental, incluso entramos a la sala cuando los muchachos de staff estaban arreglando el escenario, las luces, el sonido, los artistas preparándose, en fin, previo y como quien dice behind the scenes.
Pude reconocer rápidamente a dos jóvenes miembros del staff, pero bueno, aunque quiera pertenecer al campo legítimo y codearme entre la burguesía No logré arrebatarles un -Hey, qué onda?, absolutamente a ninguno de los que reconocí entre la gente del teatro. Fue un asomarme tras bambalinas y salir ilesa. Parecían sorprendidos cuando me metí ahí, todos voltearon y nadie dijo nada. Me reí antes de emprender la huida en reversa.
Al salir a esperar a que comenzará a llegar el público, los cobra entradas, la crema y nata mezclada heterogeneamente con la gente naca, la gente que como yo tuviera un propósito secreto que no era enteramente el disfrutar la obra, el señor guardia me dejó sola después insistir en mostrarme toda la infraestructura del lugar y contarme su vida íntima, sus orígenes y los de sus hijos, a lo que me resistí de manera respetuosa.
Me quedé un rato sola afuera de ese edificio de forma cuadrada, esperando ansiosamente la llegada de uno que otro raro espécimen que tuviera más ganas de ver una obra de teatro que un concierto masivo de León Larregui en el vecino foro Fex. Sinceramente, mi ingenuidad e ignorancia acumuladas sobre asuntos de alta cultura o por lo menos del "arte legítimo", me llevaba a imaginar un triste cierre de temporada teatral en el que sólo una decena de asistentes sin quehacer o condescendientes con la producción asistirían solidariamente arraigando para siempre la amargura de los actores (en mi mundito de historias dramáticas).
Como suele pasar, mi imaginación sobre finales trágicos sólo quedó plasmado en el párrafo anterior como eso mismo, pura fantasía pues, poco después de que una empleada de la limpieza se acercara tímidamente para hurgar en el bote de basura a mi izquierda, verme y sonreírse con sencillez, seguir empujando el bote con el trapeador y ofrecer un helado (que en Sinaloa es lo mismo que un hielito en Mexicali) a un ayudante de la producción que iba presuroso pero con sutil cadencia al avanzar (el cual se negó a aceptar el helado porque no traía dinero), después de eso, empezaron a aparecer los asistentes al evento, por quiénes el teatro se hace.

Que empiece la función.
Eran ya pasadas las 7:30 de la tarde y de un momento a otro como cambio de escena, la angustia que me remitía estar sola e imaginar tristes y solitarios palcos teatrales (anota Lucy Ortega: "viles sillas... y duras!"), se transformó en una angustia más envolvente por la aparición repentina del público espectador llenando los palcos externos, el pasillo, la mesa de enfrente.
Los más puntuales llegaron solos. Parejas y grupos de más de cuatro personas concurrieron cerca de las 8. Ayudantes y staff esperaban con ansia para cobrar la entrada $100 pesos. Lamentablemente, por el lado económico (para la producción), varios pedimos descuento de estudiante. Algunos nos reconocimos inmediatamente; otros tratamos por todos los medios de ignorarnos entre sí por el bien de la obra que amenazaba, en la sinopsis, hacer estallar una bomba anarquista.
Era una extraña convergencia de individuos. Tanto por su comportamiento como por su apariencia física. Conviviendo en el mismo espacio pero cada uno en su aparente papel. No es como cuando se va al cine y la fila lleva un orden por aparición.
Casi al momento de permitirnos entrar al foro pude observar cómo cada asistente tenía alguien con quien conversaba. Aparecían reconocimientos entre personas, como comentarios sobre visitas anteriores, excusas y explicaciones por la ausencia de tal individuo, bromas sin chiste que concluían en un arrebato de carcajada sutil y solidaria (lo que identifico como hipocresía) y ceder el paso a alguien más con una brillante sonrisa y finos movimientos corporales.
De un momento a otro empezaron a avanzar los asistentes para tratar de formar una fila que nunca fue fila. Quienes poseían una especie de poder se imponían con su presencia y actitud saludando a cuanto sujeto similar se encontraban frente a sí. No pedían permiso para imponerse, lo hacían con despechada naturalidad, saludaban y compartían un par de frases y un saludo de alfombra roja haciendo esperar a los de atrás. La obra y todos nosotros podíamos esperar por ellos, porque es importante que se reconozcan aunque no sea precisamente a lo que han ido, O sí?
Hubo aquellos que al comprar su boleto preguntaron por el descuento y quienes despreocupadamente desembolsaban billetes gordos, mientras el cobraentradas se quedaba sin feria para darles el cambio. También aquel que no necesitó boleto para la función por ser conocido, amigo, familiar tal vez de algún miembro del elenco o producción. Entramos todos, nos dispersamos a donde nos sentimos cómodos y los que llamaban la atención por su comportamiento extrovertido o destacado se acomodaban en las filas frontales del escenario.
Entre los asistentes que se destacaron por su presencia física estaban: un rastafari tatuado, con el cabello hasta la cintura y su risueña acompañante; el tipo del sombrero de ancianito de los años 20```` s con su notable buen gusto al vestir y su novia, personaje de la danza mexicalense que no se quedaba atrás, con su casual atuendo; las chicas "ñoras" multicolores y el sarcástico que no apagó su celular.
Mucha gente no hizo mucho ruido con su presencia, pero una pareja de ancianos elegantes, sentados hasta el último palco, (si, eran palcos económicos, pero palcos), hicieron más ruido en mí por su silencio e inmutabilidad ante la obra qué llamaban mi atención. Parecían protegerse uno a otro, como si esperaran una estampida, pero con menos expresión facial. Parecían no sentirse integrados, más bien temerosos.

Mis CLASEficaciones
Al observar los cómo de estos individuos hago clasificaciones: los que disfrutan, los que gastan, los que aprenden de esto, los que presumen de aquello, los que van a sentarse a ver y oír, los que esperan sentir.
Ahora, ubicando los comportamientos de quienes asistieron a la obra de la "Muerte accidental de un anarquista", observé que cada agente se situaba en uno de los tres universos de gusto de Pierre Bourdieu (Budi bordier bordiu). Cada uno con sus modos se integraba y sin quererlo por supuesto, reforzaba en mi percepción estas clasificaciones.
Empezando con el gusto popular o bárbaro (que casi brilló por su ausencia), la mujer de la limpieza que pasó frente a mí con el bote de trapeador ofreciendo su helado a un empleado de la producción teatral. Ella estaba ahí porque tenía que estar. Necesidad, aprovechando el momento para ganar algo de dinero. No pasó para conocer artistas. Supongo que pudo pensar al verme que era su oportunidad para ofrecer su producto, sin embargo, al verse descubierta hurgando en la basura pudo sentirse intimidada y pasar frente a mí de largo para ofrecerlo a alguien más. A ella y al guardia son a los únicos que ubiqué en el gusto bárbaro. Al Guardia porque igualmente no se le veía ningún interés en el arte, más bien esperaba involucrarse (posiblemente) en una conversación de la que tuviera algo que sacar provecho.
En cambio, ubicar a personas en el gusto medio no fue difícil. Muchos de los asistentes buscaban distinguirse de los demás intencionalmente. Estaban el sarcástico que citaba a cada sociólogo anarquista que recordaba y criticaba a los asistentes por su apariencia;  las ruidosas mujeres "ñoras" coloridas que llegaron en grupo de cuatro y que no dejaban de hablar de trivialidades, preocupándose por jalarse la blusa, el vestido y pararse en sus enormes tacones, más apropiados para una fiesta buchona que para simplemente asistir a una función teatral. Estaban visiblemente preocupadas por su apariencia física, tratando de aparentar ser parte de ese mundo de arte legítimo y no salieron de su círculo, aunque si se sentaron al frente del escenario.
Otros personajes (de mi experiencia intentando ser burguesa... Ok no, simplemente haciendo una tarea para entregar a Lucy Ortega y pasar en mi segundo intento teorías 3) que ubico en el gusto medio, fueron los jóvenes que asistieron con pareja al evento y que pidieron descuento de estudiante, aduciendo que hay que aprovechar el descuento, como si fueran a cualquier cine los miércoles...Pero me pregunto, porque una función de teatro y no una de cine? Porque sencillamente la obra de teatro va más de acuerdo con su personalidad, reflejada en su vestimenta rebelde, adoc con el tema de la obra, porque tal vez pensaban que esa obra sería un aliciente para legitimar su gusto y simpatía por el anarquismo. (Mis conjeturas)
En el gusto legítimo ubico a los despreocupados ancianos que sólo asistieron para ver la obra, negándose a sentir o disfrutar como lo haría el del gusto medio, quizás convocados por algún familiar (lo pude casi constatar cuando al finalizar la obra acudieron con la directora de producción a comentarle o preguntarle algo con visiblemente mucha confianza, característico de la relación familiar y hasta un beso).
A otros que ubico en ese universo es al sujeto del sombrerito de los años 20 con su novia bailarina. Todo mundo (su mundo), los saludaba y a todos saludaban, especialmente al muchacho, que destacaba por su atuendo y se imponía a la vista de todos con su comportamiento visiblemente en su hábitat natural. Había un distanciamiento de la necesidad de asistir a este evento. Asistían porque les gusta, porque forman parte de ese ámbito artístico. No mostraban preocupación alguna por el costo,  parecían pez en el agua lo que contrastaba y hacía ruido en los ojos de los demás, excepto en el de los ancianos.
Al finalizar la puesta en escena se cerró también la temporada. El grupo de mujeres ruidosas y coloridas mostraron a todo color su simpatía por un actor específico. El tipo del sombrerito siguió robándose la atención de aquellos en quienes se reconocía. Mientras que yo, no me pude ubicar (qué raro!). Pensé por un momento que podría pertenecer a un gusto bárbaro, por pensar en costo y gasto (contando lo del taxi), más mi desapego de la interpretación de la obra me hizo sentirme por un momento en el plano puro y legítimo, pero cuando el distanciamiento que tenía de la utilidad de asistir se hizo más corto comprendí, que sin pisar o pasar por el gusto medio, subo y bajo entre esos dos universos clasistas. Se cierra el telón.

12 de febrero de 2018

Por si...


No hay temor en la muerte y en la vida tampoco. Si perece mi cuerpo es el momento correcto del suceso. 
Pareciera desgracia y dirán que no es justo, pero justo y perfecto es el segundo en el que deja la esencia el frasco para integrarse al todo. 
Solo me iré cuando mi misión haya terminado, aunque parezca que

7 de febrero de 2018

Pedazos de migrante

Mexicali...

Ella me ama, ella me adopta, ella me enseña.
Me desaburre de mi rutinaria vida solitaria,
me llena de creencias y  de sueños sin límites.
Me hace amarla, ella me ama...

Sé que hay un misterioso destino escondido
de mi capacidad de  confiar en esta ciudad,
aún cuando lo descubra no lo

21 de enero de 2018

Restos de una mujer fueron hallados en El Fuerte, Sinaloa

Podría tratarse de una mujer desaparecida en mayo del 2017.
Primeras piezas localizadas

La osamenta de una persona del sexo femenino fue localizada hoy luego de una búsqueda por elementos de seguridad en las inmediaciones del poblado La Bajada del Monte, en el municipio de El Fuerte.
El reporte de este hallazgo ya había sido realizado días antes pero fue hasta hoy que en el monte, muy cerca de un sendero paralelo y próximo a las vías del tren se encontró algunos restos y prendas de vestir de mujer.
El grupo de las Rastreadoras de El Fuerte llegaron al sitio ya que también habían recibido una llamada alertando sobre una osamenta encontrada entre la zona enmontada. Fue el personal de Sedena quienes encontraron el cuerpo y actuaron como los primeros respondientes  delimitando el área donde había unos huesos esparcidos.
Por su parte las Rastreadoras del  colectivo Desaparecidos de El Fuerte, hicieron con autorización una exploración cercana al perímetro asegurado por los militares y encontraron la mayor parte de las piezas del cuerpo que hacían falta por lo que se amplió la cadena se custodia unos cuantos metros más.
Huarache presuntamente pertenece a la víctima

Además, algunas otras prendas de mujer fueron encontradas como unos huarachitos de piel de una puntada de talla 4 aproximadamente, varios trozos de lo que parecía un pantalón tipo mezclilla color negro, ropa interior y una blusa de resaque color morado, que pudo ser de otro color y deteriorarse por el tiempo y las condiciones del clima en la zona.
Otro hallazgo singular en el sitio fue el de un dije de metal dorado con la imagen de la santa muerte a más de 30 metros de donde estaban esparcidas las piezas óseas.
Una pieza importante del cuerpo, la mandíbula, también fue encontrada por el grupo de búsqueda de personas desaparecidas que continuaron explorando fuera de la línea de Seguridad hasta descartar la presencia de mas piezas del cuerpo de esta persona y es que "cada pieza es valiosa, porque son nuestros tesoros" comentaban las mujeres quienes la mayoría buscan a sus hijos desaparecidos.
El personal de la Fiscalía de la zona norte acudió a levantar los indicios y los restos encontrados y a las 13:00 horas el trabajo concluyó por lo que los elementos castrenses y la policía investigadora se retiraron para posteriormente comenzar el proceso de identificación a partir del ADN.
Carolina Calvo podría ser la víctima

En la base de datos del colectivo se registró la desaparición de una mujer de El Fuerte en mayo del 2017 y se cree que pudiera tratarse de esta persona pero serán las pruebas científicas las que descarten o aprueben esta hipótesis.
Las Rastreadoras realizaron una oración en el lugar cercano al hallazgo pidiendo que pronto los restos sean retornados a la familia a quien pertenecen para darle sepultura a la víctima y descanso sobre la incertidumbre del paradero de su ser querido.

8 de enero de 2018

Otro tesoro que volverá a casa... Hallazgo #115

Las Rastreadoras de El Fuerte encuentran restos de una osamenta humana en La Capilla, El Fuerte.

Por Graciela Tapia

Fue alrededor de las 4 de la tarde del lunes 8 de enero del 2018 que el colectivo de Las Rastreadoras de El Fuerte encabezado por Mirna Nereida Medina y formado por familias de desaparecidos de la zona norte de Sinaloa acudió al sitio señalado como "punto", una zona enmontada ubicada en la comunidad  La Capilla, El Fuerte donde se sospechaba podría haber restos humanos pues había algunas denuncias anónimas que así lo señalaban. 
A escasos 50 metros del camino de terracería que conduce al poblado cercano La Carrera, en la orilla de otro sendero cercado, fue que se encontraron lo que ellas con ternura denominan "tesoro", los huesos de un ser humano, un cráneo y otras piezas óseas pertenecientes aparentemente al mismo cuerpo pues fueron encontrados juntos.
Se trata del hallazgo 115 del grupo de búsqueda, el primero de este año 2018. En búsquedas anteriores ya se había explorado esa zona sin resultados pero, debido a que los huesos esparcidos carecían de prendas de vestir y solo había unas piezas importantes del cuerpo, se pensaba que pudieron haber sido arrastrados de otro sitio por animales carroñeros que lo movieron de lugar.

DÍA AJETREADO
La búsqueda empezó desde temprana hora de lunes en "La Cochera" de Juan José Ríos, Guasave, ahí donde un día antes, el domingo, las rastreadoras habían acudido tras un llamado por la localización de restos en la zona pantanosa, ya que varias mujeres del grupo movidas por su dolor necesitaban estar en el lugar para buscarlos y encontrarlos.
Ese día se conocieron tristemente otras historias de desaparecidos pues llegaban madres desesperadas, padres dolidos y familias enteras quienes desde meses atrás o varios años incluso, tenían esa referencia: "Ahí me han dicho que lo enterraron a mi hijo", señalando "el punto" con lágrimas a punto de desbordarse, un corazón constreñido por la impotencia que se reflejaba en el semblante y color de los rostros de quienes desde lejos primero y después se acercaban viendo el valor de otras madres motivadas por el mismo dolor que ocasiona la desaparición de sus seres amados.
"Ahí me han dicho que lo enterraron a mi hijo"
Volvieron a la cochera el lunes a realizar la exploración de otras áreas. Siguieron llegando más y más lamentables casos. ¿Cuántos desaparecidos hay en realidad entonces si de los que se acercaron varios negaron haber acudido a poner denuncia y menos tener cruce de ADN con otros cuerpos localizados?
Juan José Ríos tiene muchos rostros invisibles que solo sus familias reconocen que fueron desaparecidos. La mayoría son jóvenes, casi el 100 por ciento de los casos.
A pesar de los esfuerzos de los miembros del grupo y de la solidaridad de la humilde comunidad de esa zona de Juan José Ríos Guasave, que ofrecieron su apoyo al colectivo, no se encontró otro tesoro ahí. Sin embargo, tras retirarse se dirigieron con rumbo al municipio El Fuerte, a casi dos horas de diferencia del lugar de la exploración inicial y fue ahí donde un tesoro fue localizado en las condiciones descritas al principio.  
Cerca de La Capilla, El Fuerte,  dónde se encontraron estos restos, hay reporte de personas desaparecidas que por años son esperados de regreso con sus familias. El corazón le pide con ansias a esas madres dolidas acudir donde se encuentran estos restos y nada en el mundo debería interponerse ya que la luz de vida se ha apagado drásticamente en estas mamás y papás. Necesitan un atisbo de luz, todos quieren ver y reconocer algo de lo que queda, de lo que fue encontrado en estos sitios de encontrarse con muerte, porque ya mucho tiempo los han estado esperando, porque solo quieren regresarlos a casa y llevarlos a un sitio sagrado donde finalmente puedan sentir y saber que si están ahí los corazones que se perdieron un día.

Si requiere información acerca del colectivo las Rastreadoras o apoyar comuníquese al 6981127691-