GRACIAS 🦊

22 de noviembre de 2017

Por si un día no puedo decirlo

Mi agresor tenia nombre y apellidos. A causa de su nombre una pesadilla violenta me perseguía: cualquier otra persona o cosa con ese mismo nombre me generaba no solo asco sino desconfianza, prejuicios inevitables que me separaban de la socialización llegando a retirarme del mismo espacio de convivencia con esa persona u objeto.

No tiene caso mencionar su nombre. Los primeros pensamientos que abordan mi consciencia son "yo tuve la culpa" pero son como esas aves que se paran en los rinocerontes para quitarles algo de comida. Esas afirmaciones solo son resultado de mi experiencia mas no las tomo como ciertas, porque no lo son. Yo no pedí ser abusada sexual, psicológica,  social y económicamente pero además ser privada de mi libertad, alejada de mi familia y obligada a tomar decisiones para no perder más... Por ejemplo la vida, la cordura, la dignidad.
Si, yo soy una persona tierna, alegre y feliz. Es inaudito cómo parece que me he transformado en un ser despegado de la gente y seguir mi vida con naturalidad. "Parece que no estuvieras" me dicen mis amigos, los pocos que me  quedan y me miran alguna vez por mera casualidad cuando voy de la calle a mi hogar. Que no saben hasta hoy nada de esto.
Discreta, prudente, a salvo de la muerte del alma, así me siento ahora. Trabajando en mi sonrisa sincera, en la empatia con el dolor del otro, en la felicidad y en la existencia, la si existencia.
Han pasado años, no sé si decir muchos o pocos por que a veces me acuerdo vívidamente de algunos detalles patéticos y vergonzosos aún, (algún día simplemente serán "los detalles") y el tiempo parece volver.
Parte de mi auto conocimiento, individual por supuesto, como el de cada uno, me pide que cuente este capítulo de mi vida. Ante algunas personas de mi confianza me he liberado de esta pesada carga de mantener guardada mi experiencia, pero desde hace tiempo, mucho, porque siento que es mucho, me siento lista para contarlo.
No espero nada de esto. Ni siquiera justicia social, menos jurídica u otra cosa relacionada. 
Una persona me hizo daño en todos sentidos y como pude, como supe, como tuve la oportunidad, defendí mi vida.,
En esos momentos de gran humillación lo único que quería era vivir para alejarme cuando pudiera hacerlo, y vivir de manera que lograra superar ese momento y eso sigo haciendo todos los días, vivir.
Es increíble la forma como esa persona llegó a controlar todo lo relacionado a mi, todo lo que se acercaba, hasta la luz del sol que entraba en esa habitación en un segundo piso. A veces no necesitaba dejarme bajo llave, mi voluntad se estaba quedando derrotada. Mi escape era el baño, encerrada con el pasador desde donde escuchaba sus gritos en toda mi cabeza: "ya sal, estás loca?, sal del baño, pareces una niña, estás mal".
La sed, la deshidratación, el hambre, las amenazas  o las promesas y engaños, algo me hacía salir finalmente. No había golpes, no era necesario si no tenia quien me amara, quien me defendiera, quien le interesara mi vida mas que a él, " sería muy penoso que en la iglesia supieran la clase de mujer que soy", "te voy a regresar tu dinero y te vas a ir", "tu familia saben que estás conmigo por tu voluntad"... Era desgastante escucharme sin esperanza. Todo mi mundo estaba siendo modificado por mi agresor. No quería involucrar a mi familia en esto y jamás les pedí ayuda. "Quieres que le diga a tu mamá", "eres una puta que con todos te quieres acostar", "les diré a todos lo que haces", "solo a mi me interesas, eres una niñita, cuantos años tienes niñita? Di que tienes 10, dime..."
La fuerza física de un adicto al cristal, la mitomanía de un controlador, de un manipulador, de un violador con tendencia pedófila justificándose porque en realidad no soy una niña sino una mentirosa golfa, adicta, puta, que se mete con cualquiera que la mire y le pregunte "ocupas ayuda", " a donde va?".
Una noche escapé.
Después de un mes decidí que tenía dos opciones en ese momento: morir (suicidarme con una navaja) o vivir (jugar con una navaja de doble filo). Opción B. Fingir: sumisión, ganarme su confianza, amor.
Recuperarme de la deshidratación causada porque no me daba agua. Ya no haría "berrinches", le trataría con afecto, "eres la única persona que se preocupa por mí ". " Te amo"... En un mes me llevó a comer a una taquería, y a una licorería para elegir una bebida alcohólica cuando mi religión no lo aprobaba, pero yo quería ser agradable y complecerlo porque había aprendido a "amarlo y aceptarlo" a mi dueño, detalles encantadores para entretenerme encerrada, cosas que disfrutaría y que me recordaría que soy hermosa: pinturas, libros, cosas coloridas.
Lo logré. Casi. Le había pedido que me dejara hacer un viaje, para ver a mi papá, lo extrañaba tanto. Solo tenia que confiar en mi y darme un boleto de autobús. Casi lo logré. Pero esa tarde todo salió de mi control. Como si supiera me negó dejarme ir. Hice la máxima rabieta del mundo. Era mi libertad. Era mi vida. Era mi última opción. "Tómate esta botella conmigo". 
No podía creer que ese ciclo no acabara. Qué más podría entregar para recuperar mi vida.
Esa noche no salí. La siguiente tampoco. Estaba muy lastimada en todos los aspectos aunque al espejo aun podía reconocerme. A los días llegó ebrio y me dio un boleto. Un taxi estaba abajo y salí de ese infierno. No sabía si estaba viva o muerta en ese instante, pero elegí seguir viva aunque los posteriores años ni lo deseaba, ni lo sentía.
Su nombre lo he ligado a mi experiencia. Por eso la náusea, la rabia y la desconfianza me duraron mucho tiempo, muchos años.
Es un cúmulo de otras experiencias de vida y contacto con mi fortaleza desde el deseo de vivir, de creer aun en que no todo es violencia, también hay amor que lo cura, o trata al menos, todo, que me asumo recuperada y totalmente inocente de todos los cargos que yo misma me impuse (" yo me lo busqué ", "pude hacer algo", "por confiada"). 
Supe que un día, mi amor por las letras me daría las palabras correctas para expresar cómo fue para mí haber sufrido estas agresiones. Siempre que sea posible elegir la vida la voy a escoger. Llámenlo resiliencia, voluntad, espíritu humano, fuerza, valor, siempre he pensado que tengo algo qué contar y viví para contarlo, hasta ahora. 
Quedan muchas cosas sin decir que por lo pronto no considero mencionarlas aquí por razones delicadas. Quienes me conocen y no sabían esto quizá se sorprendan o quizá no, quizá me juzguen o no, harán sus conjeturas o quizá no. Es el criterio personal, sin embargo si quiero pedirte que no me preguntes su nombre. Porque ni siquiera es justo que mi boca lo mencione.
Ahora que si me ves feliz, o que digo con una naturalidad que trabajo en mi felicidad, cree. Esa experiencia no se roba mi felicidad, ni mis ganas de vivir.

7 de septiembre de 2017

¿Dónde están los 197 jornaleros?

Se los llevaron de Oaxaca en varios camiones con contrato de trabajo en los campos de Sinaloa.
Hace trece años que no se tienen pistas de dónde pudieron quedar los casi doscientos oaxaqueños.

Alejandro Bautista Nazario

Alejandro lleva 13 años caminando de un lado a otro, de un pueblo a otro, alimentándose cuando alguien le ofrece una comida, cuando consigue un trabajo temporal en su trayecto, sin un rumbo fijo en realidad, quedándose a veces donde le da la noche, donde espera conseguir algo más que un poco de solidaridad, sino respuestas, pistas, como si se tratara de una dura penitencia que debe cumplir porque perdió a su familia, literalmente lo hizo hace trece años: perdió a sus hijos, a su esposa, a sus hermanos, todos están desaparecidos y los está buscando en Sinaloa, Sonora y Chihuahua, todo porque ese día no estaba en su casa para desaparecer junto con todos ellos
Con promesas de trabajo en los campos agrícolas de Sinaloa, un grupo numeroso de adultos y jóvenes, hombres y mujeres, fueron convencidos de trasladarse con sus familias a este estado del noroeste de México, pero una vez que salieron de sus pueblos, jamás regresaron.

Los que se quedaron, temen que estén siendo esclavizados en algún lugar aislado del norte del país y piden ayuda para localizar al menos a uno que pueda darles pistas de dónde están los otros.

He aprendido


Hace tiempo que sabía perder,
sobre todo perder el tiempo con gente que no lo merecía...
Había perdido incluso
las ganas de volver a enamorarme;
sabía perder el equilibrio y estallar;
la dignidad;
la belleza física y espiritual....
todo estaba escondido.
Solo esperaba a que me impactara la realidad.

Pero con el tiempo supe
cómo caer en lo más profundo,
cómo morir en un instante,
cómo enmudecer ante el dolor,
cómo enterrar los recuerdos.

Cómo dejar de ser yo y ser otra persona,
fingir dureza, crearme una

29 de agosto de 2017

Hoy es el día para revelar este secreto

30 DE AGOSTO

Hoy hace exactamente un año comencé a trabajar como periodista en la sección policíaca de El Debate, un diario de Los Mochis, Sinaloa, el más conocido en la región. 
Es mi primer cumpleaños como periodista. Es un día importante además porque como si fuera casualidad, es el día internacional de las víctimas de desapariciones forzadas siendo el tema de todos los días desde que comencé.


Decidí hace tiempo que en este aniversario revelaría la anécdota más humillante y vergonzosa que me llevó a decidir hace casi dos décadas, trabajar en este periódico algún día, por lo que estoy a punto de contar algo que me causaba aún hasta hace poco, un nudo en las tripas y el quiebre de mi voz.

9 de julio de 2017

Sobre mis hijos: esos tres que amo



Los tres son una parte de mí:

Una parte mía que no me han quitado sino que se extiende;

que está fuera de mí pero no del todo.

Cada uno es una expresión de lo bello de mi vida;

cada uno es una extensión desprendida, sin egoísmo, de lo que he querido siempre ser sin saberlo.

Ahí en esos tres se cumplen muchos de los sueños que no caben en mi ser;

crece mi alma cuando crecen ellos...

Se agotará mi vida

pero se perpetúa mi esencia en esos tres que amo.

17 de junio de 2017

Si perdiste un hijo, ¿porqué no lo buscas?


Don Nacho: Un padre que busca a su hijo


Ignacio integrándose a una de tantas búsquedas.
“La vida me ha dado un giro de 90 grados, no hay una cosa que a mi no me haya cambiado desde que desapareció mi hijo”, cuenta don Nacho cuando le pregunto qué le ha pasado desde acude a las búsquedas con Las  Rastreadoras.

Reclinado en su sillón, evidenciando su desgastada resignación ante la ausencia dolorosa de su hijo, el señor Ignacio Álvarez, de oficio albañil, electricista y plomero, asegura que si tuviera la suficiente solvencia económica todos los días se iría a las búsquedas con Las Rastreadoras con tal de encontrar a su hijo, e incluso pagaría por que la gente, otros padres, le ayudaran a encontrarlo.

Ignacio Neftalí Álvarez Osuna, quien desapareció a los 32 años en marzo 26 del 2016, es hijo de Amanda y de Ignacio. Desde entonces Amanda comenzó a buscarlo sin descanso. Muy pronto le siguió su esposo, cumpliendo con lo que él llama "el trabajo que nos encomendó Dios".



Ignacio Neftalí Álvarez Osuna, desapareció el 26 de marzo del 2016.
“Voy  a las búsquedas todas las veces que se puede, hasta cuatro veces al mes”.
El grupo de búsqueda de desaparecidos en la zona norte de Sinaloa, Las Rastreadoras, se ha caracterizado en sus inicios por estar conformado por madres de jóvenes, varones la mayoría, pero también de algunas mujeres, que han sido víctimas de desapariciones forzadas. 
Pocos hombres forman parte del grupo de búsqueda. Pocos en el grupo de Las rastreadoras, son los padres que participan de alguna actividad o brindan apoyo de alguna manera, sin embargo, son muchos los desaparecidos y pocas las manos masculinas que clavan la pala en la tierra para encontrarlos, que agotan hasta la última pizca de energía bajo la inclemente naturaleza que acoge a los cuerpos como tesoros de los cuales esta  no quiere desprenderse y entre espinas y piedras, tierra dura, los esconde cual cómplice de los asesinos que los arrebataron, de quienes no se quiere saber la identidad, sino solamente un punto dónde cavar la pala para encontrar no solo a un hijo desaparecido, sino la paz del alma, el consuelo a tanto sufrimiento.
Cuando le pregunto a Nacho que si porqué cree que los padres-hombres no acuden a realizar búsqueda me contesta;
“Tal vez no se quieran dar el espacio de tiempo porque yo tampoco tengo tiempo, pero tengo que dármelo. Ahora que aunque digan que el padre no los quiere, la muestra se las he dado a todos”.
Otros padres se me han acercado con la foto de su hijo en la mano, con lágrimas en los ojos que con dificultad resbalan quizá por temor al prejuicio machista de convertirse en menos hombre. Pero ha de doler tanto, tanto como una herida profunda, abierta, que no mata al instante, que corroe el espíritu del valiente. Sin embargo, no ví a don Nacho llorar, porque su fuerza  la necesita para seguir buscando hasta encontrar a su hijo Ignacio y guarda, lo sé, lo sabe su esposa Amanda, lo sabe el grupo, guarda las lágrimas para cuando lo encuentre, a su hijo.
“El mejor regalo sería que apareciera mi hijo”.
Esa es la respuesta cuando le pregunto cual sería el mejor regalo que podría recibir en el día del padre. La respuesta es evidente. Nacho hace el esfuerzo de mantenerse estable cuando lo dice y lucha por conservar el tono tranquilo y pausado que le caracteriza, como si hablara un sabio.
La vida le cambió en todos  los aspectos desde la desaparición de su hijo. Es algo que cuenta Amanda que comparten cuando platican en el grupo, entre esto, la incomprensión, el rendimiento en el trabajo, la comunicación con su familia, la ausencia de sus amigos y al respecto dice Nacho, “no los procuro a ellos porque  lo único que quiero es encontrar a mi hijo y eso es en lo que me enfoco; la familia ni los amigos no nos entienden”.

Y si lo encontrara...?

“Aunque encuentre a mi hijo seguiré buscando a los otros, porque uno solamente sabe lo que es este sufrimiento... es muy triste vivir asi”.
Desde que se unió a las búsquedas con el grupo de Mirna Nereyda Medina Quiñonez, ha presenciado varios hallazgos de fosas clandestinas, de cuerpos, de huesos, de piezas óseas, "varios me ha tocado encontrar, en las Bolsas de Tosalibampo, Bachoco, Nuevo Horizonte”.
Sin embargo, no solamente el hecho de tener perdido a su hijo Ignacio y encontrar cuerpos de seres humanos que no son el de su hijo, le causa todo tipo de emociones. 
“Me da pa´abajo. Hay mucha tristeza; impotencia; se me bajan los ánimos y me dan más ánimos. Son muchos sentimientos encontrados... es mucha la alegría, es mucho sufrimiento al encontrar, al no encontrar”.
Don Nacho sabe que hay muchos otros hombres que desconocen el paradero de sus hijos. Hay cientos de jóvenes que están perdidos, la mayoría son buscados por mujeres que son sus madres, sus esposas, sus hermanas, pero pocos padres se han acercado al grupo de Las Rastreadoras para ofrecer su fuerza y su dolor. Se necesita dice, el apoyo de todos esos papás, de la fuerza masculina.
“Es mucho, muy necesaria la presencia del hombre, falta mucho, ¿o será que falta mucho más amor por parte de los padres? Por parte de las madres, todas, tienen mucho amor, pero falta mucho, que se acerquen más hombres para fortalecer esto. No tengo la mentalidad para juzgar a qué se deba, puede que no tengan tiempo o... falta de cariño. No lo sé... Solo la única idea que traigo en mi mente es  la de salir a la búsqueda, encuentre o no encuentre”.
El mensaje que le da don Ignacio Álvarez a otros padres que están en la misma situación que él es el siguiente: 
Quiero decirle a otros papás que le echen ganas. Alguna vez dijeron quiero tener un hijo, pero quizás no iba a saber cómo cuidarlo; pero y si se te pierde... ¿por que no vas a buscarlo?.

4 de junio de 2017

Hay demasiados desaparecidos como para dejar un día de pensar en ellos



Busco a mi hijo, a mi esposo, a mi hija, a mi hermano, a mi padre...


Un grupo de búsqueda conformado mayormente por mujeres que pertenecen a la asociación civil de Desaparecidos de El Fuerte, conocidas como Las Rastreadoras, salieron hoy recorriendo las inmediaciones de algunas comunidades, entre ellas el campo 19 y Camajoa, ambas del municipio de El Fuerte.

Introduciéndose por terrenos difíciles y enmontados van motivadas por el dolor y la esperanza de dar con los restos de sus hijos, hijas y esposos desaparecidos,
"nadie quiere encontrarlos así, en el fondo nos decimos a nosotras mismas que si qué tal si están secuestrados, o los tienen trabajando en alguna parte, pero esto es una posibilidad y hay que agotar todas las posibilidades para dar con ellos, aunque sea una dura realidad", comentó una de las mujeres.


Con las heridas abiertas de la desaparición de sus hijos y otros seres queridos, las personas que acuden a estas búsquedas se unieron al grupo que ha sido liderado desde sus inicios por Mirna Nereyda Medina.


Hasta hoy la iniciativa de Mirna que en principio tuvo demasiadas dificultades para convertirse en grupo formal de búsqueda de entierros clandestinos y fosas, ha logrado localizar osamentas pertenecientes a 84 seres humanos que fueron enterrados en distintas partes de la zona norte del estado.


Con más de 400 carpetas sobre desaparecidos, la familia conformada por mujeres y algunos hombres, padres y hermanos, que se han ido sumando al objetivo único de dar con los restos de las víctimas de manos desconocidas que se llevaron y enterraron en algún solitario lugar, trabajan cada día para tratar de dar con ellos, sus seres queridos de quienes se ha dicho yacen bajo la tierra de nuestros pies.Las familias del grupo no claman justicia aunque en el fondo dicen
"sabemos que la justicia llegará por los actos de cada quien, pero ahora solo queremos descansar de este dolor que no sabemos describir, porque al no saber dónde llorarle a nuestra propia carne vivimos una vida miserable, sin descanso".


Y sin descanso cada día sólo piensan en la pregunta ¿dónde? Dónde buscar, dónde encontrar.



Preguntándose esto mientras atraviesan espinas, caminan entre víboras y peligros mayores; mientras se acaban sus ojos entre la maleza y el monte para no dejar pasar algún indicio porque
"no vaya a ser que pasemos encima de los restos de uno de los nuestros".
Los buscan sin cansancio del alma pero con la fatiga del cuerpo.


Se acaba el agua, el lonche que prepararon desde la madrugada, los zapatos que no rinden y se parten de tanto caminar, el mismo espinal que les arrebata los sombreros con los que se cubren del sol y el día que las devuelve a la realidad, a sus hogares, desde donde se comunican y se apoyan porque esta vez no encontraron nada.



A planear una nueva salida antes de que terminen estas 24 horas. Una búsqueda se va demasiado rápido. Hay demasiados desaparecidos como para quedarse un día sin pensar en ellos. Unas perdieron a sus hijos e hijas, a sus hermanos, otras a sus esposos, pero una vez en el monte, entre las piedras, clavando la pala en la tierra, las rastreadoras buscarán a todos los desaparecidos como si buscaran cientos de tesoros.

19 de abril de 2017

"Nadie sabrá dónde quede mi cuerpo cuando muera"

La desaparición de El Perolo

Hace casi cinco años ocurrió la misteriosa desaparición de "El Perolo", un hombre que vivía en Tabelojeca, El Carrizo, un lugar en el municipio de Ahome, Sinaloa. Su nombre es José Antonio Verduzco Piñata y esta es la historia que se cuenta.

El Perolo salió un viernes de su ranchito el Wachapori del poblado Tabelojeca. Se dirigió al monte a un lugar ubicado entre los conocidos cerros de Barobampo y nunca regresó.

4 de abril de 2017

Jornaleras de los campos de fresa






Emilia Durán tiene 25 años trabajando en el campo fresero que se ubica en el ejido 9 de Diciembre del municipio de Ahome, Sinaloa. Con alegría desarrolla sus labores diarias en la temporada de siembra y cosecha de este delicioso y bello producto de la naturaleza. Emilia, aunque no llegó a estudiar una carrera, se dice

31 de marzo de 2017

Incansables


Al amanecer del miércoles, algunas de las rastreadoras ya están preparadas para salir en búsqueda. Preparadas con un modesto lonche que se puede compartir con las hermanas, agua, refrescos y herramientas pero lo más importante: un corazón dispuesto a encontrar.

21 de marzo de 2017

Una historia pequeña: fosa clandestina



Esta es la pequeña historia de esta foto.



Adrenalina, miedo, tristeza, valor, dolor, muchas sensaciones unidas en un momento.

En medio de la oscuridad y la maleza, con temblor en mis piernas y en mi cuerpo entero, me arrastré entre las espinas de lo conocido entre lo desconocido.

15 de marzo de 2017

Yo también


Yo también me he equivocado
también fui la peor persona y la víctima.
También conocí el fracaso y la humillación;
 yo también he querido dejarlo todo.
También he llorado cuando

¿De qué estoy hecha?



En el pasado, dicen, yo solía ser diferente.
Di tantos años mi devoción y mis esperanzas
a un dios que me rodeaba desde todos los puntos
que hacía que yo viviera en

12 de marzo de 2017

Quisiera no es querer.


Lo intentaste... permanecer.
A pesar de que estábamos destinados a fracasar.
Lo intentaste... permanecer.
Aún cuando la química y la física no estaban a favor de funcionar.
Sé que me querré enamorar otra

2 de febrero de 2017

La historia de un náufrago

Jonathan Machado y su historia de supervivencia



“Eran las 7:00 de la tarde cuando salimos de El Colorado, pero antes de partir nos despedimos de nuestras familias. Llevábamos un lonchecito, panes, agua y el chinchorro para capturar el tiburón. Jamás pensamos que nos pasaría nada malo. Nadie nos dijo que no saliéramos.
Nos dirigíamos a 20 kilómetros del Aguililla, frente al cerro de El Farallón. Ahí llegamos a las 9:00 de la noche, tendimos el chinchorro y nos acostamos a dormir”.

19 de enero de 2017

Coleccionista de atardeceres



Antier el púrpura moribundo
Yacía plagado de siluetas de alas y pájaros.
Ayer el anaranjado sol
atorado en el cableado
amenazaba con arrojarse al

14 de enero de 2017

El espectro de la calle Bravo

Corría el verano del año 2011 en la ciudad de Mexicali. Una joven madre y sus tres pequeños hijos vivían en uno de los departamentos del famoso doctor España. El cuarto que rentaba la mujer estaba tan deteriorado que en la primera lluvia del invierno el techo se vino abajo y mientras lo reparaban, el arrendador le dijo que se cambiará al departamento desocupado. 

Pasaron algunos meses, había comenzado el verano y el calor era insoportable. Por las noches, la niña más pequeña despertaba a la mamá pidiéndole un vasito con agua. La joven, ante la insistencia de la pequeña,

4 de enero de 2017

Valiente


Si, yo voy de fracaso en fracaso en pos de la felicidad, 
pero tú, mira, no has dado ni un paso por miedo a fracasar... 
tal vez ahí te quedes, 
tal vez en tu primer tropiezo creas que el mundo se reirá...
puede que el calor de la vida se apague 
y cuando decidas ya sea tarde 
y tu reacia postura te petrifique para siempre... 
piénsalo, 
quien soy yo para corregirte?